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UN NUEVO TIEMPO

Manuel Pozo Oller es Párroco de Montserrat

 

El pasaje del evangelio de este domingo III de Adviento, domingo Gaudete, sitúa a Juan Bautista preso en la cárcel (Mt 11, 2-11). Hasta allí llegan las noticias de la predicación y obras de Jesús. Es lógica la preocupación del Bautista porque Jesús se presenta como Mesías en unas maneras que no le cuadraban al profeta con el modelo de mesianismo centrado en la dimensión penitencial de la conversión. Lo más oportuno ante los decires de la gente era enviar a algunos discípulos suyos a preguntar a Jesús sin rodeos: «¿Eres tú el que ha de venir, o hemos de esperar a otro?» (v.2b).

Jesús no contesta directamente a la pregunta que se le hace, sino que remite a su actividad: que es inicio del reino anunciado: «los ciegos recobran la vista, los cojos caminan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia» (v.5). Y, ante la nueva situación, añade «¡Y dichoso el que no se escandalice de mí! (v.6). Los signos descritos, revelan que Jesús es el Mesías anunciado y con su llegada se inicia un nuevo tiempo para la humanidad. La escena evangélica, desarrollada en forma de un diálogo didáctico, es una página cristológica espléndida, que muestra la autoconciencia de Jesús como Mesías.

Las palabras de respuesta de Jesús a los enviados de Juan constituyen un empedrado de citas diversas, tomadas del libro de Isaías, que canta, como ningún otro, la expectación ante la salvación: «los ciegos ven» (29,18b; 35, 5a); «los inválidos andan» (35, 6a); «los leprosos quedan limpios» (35,8); «los sordos oyen» (29, 18a; 35,5b); «los muertos resucitan» (26,19); «y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia» (61,1 a). En Jesús se cumple la profecía de Isaías, el Mesías anunciado ya está aquí.

Con esta buena nueva los discípulos de Juan desaparecen de escena. Es el momento en que Jesús aprovecha para hablar a la gente sobre el Precursor ponderando sus cualidades y misión. Ya era considerado a los ojos del pueblo judío como el nuevo Elías cuya misión es preparar el gran “día de Yavé” (cf. Mal 3,23-24). Por su misión profética Jesús dirá de Juan que es «el más grande entre los nacidos de mujer» para matizar que los que entran en la dinámica del reino a través del discipulado serán más grandes que el profeta ya que «el más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que él» (v.11).

Jesús inaugura una nueva era que deja atrás la imagen veterotestamentaria de Dios justiciero para anunciar a Dios Padre misericordioso que perdona sin medida. En efecto, con Jesús ha comenzado un nuevo tiempo de graciosa plenitud.

Manuel Pozo Oller es Párroco de Montserrat

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