Eugenio Pordomingo
Ante la vergonzosa crisis humanitaria en la que se ven envueltos los habitantes de Gaza, y Palestina, decidimos tomar cartas en el asunto, y proponer algo, aparentemente insólito de llevar a la práctica, pero que es perfectamente viable. Solo falta que los sujetos que aquí proponemos, se pongan a ello de inmediato. Sin demoras. Unas llamaditas de teléfono o whatsapp y listos para embarcar. Solo hace falta voluntad y decisión. El valor, como en el Ejército se les supone.
Antes de exponerles esta propuesta –hacerla pública-, pensé que había que poner en antecedentes al personal que pudiera leer estas columnas. Y manos a la obra, el 8 de este mes de julio, publicamos la primera de estas cuatro entregas.
Una relación de hechos, acontecimientos, nos han servido para analizar las conexiones entre Estados Unidos y el judaísmo y sionismo. El primero, a decir de los expertos es una religión; el segundo, el sionismo, es un movimiento político nacionalista, que viene a ser lo mismo, pero no es igual. Distinguir entre uno y otro es importante.
En las anteriores entregas nos centramos, sobre todo, en el sionismo (político), su Ejército, su gobierno y sus lobbies. Hablamos de Israel, claro.
Hemos visto –dijimos-, que hacer una propuesta para alcanzar una verdadera paz, es harto dificultoso de llevar a la práctica, y lo es por la falta de voluntad de la especie humana de solucionar algunos problemas. Casi siempre la solución es la del más fuerte, el otro, el débil, calla, cede, y los dos aparentan que han llegado a un acuerdo. Hay sumisión. Y así nos va.
Hemos analizado el poder de Israel que dimana de Estados Unidos, aunque también apuntamos que se produce a la inversa. Es sabido que candidatos a ser congresistas o senadores tienen que contar con el visto bueno del lobbismo sionista.
Ayer, 20 de julio, los Musulmanes del Sinaí, han emitido un comunicado elaborado por su Consejo de las Tribus del Sinaí, lo hacen en el “nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo…”. Mencionan en ese comunicado que “Ante el asfixiante asedio y la hambruna intencionada que sufren nuestros hermanos en la Franja de Gaza, que amenaza la vida de cientos de miles de niños, mujeres y ancianos”. Y ante esa calamidad, manifiestan su “enérgica condena y decide la movilización total frente a este crimen atroz, perpetrado por la ocupación israelí con la complicidad internacional y un vergonzoso silencio árabe”.
Sigue el comunicado: “Gaza no debe ser condenada al hambre. Los habitantes del Sinaí no seremos espectadores mientras nuestros vecinos y hermanos mueren tras las alambradas”. Piden, asimismo, que se abra el “paso de Rafah inmediatamente y sin demora para ingresar ayuda alimentaria y médica, rechazando toda presión política o militar”.
Y con un par –disculpen lo escatológico de la frasecita-, pero es que me enorgullece lo que exponen los Musulmanes del Sinaí: “Declaramos nuestra plena disposición como tribus del Sinaí para participar en el aseguramiento de los convoyes humanitarios y desempeñar un papel activo en romper este bloqueo inhumano”.
Y lo más interesante, pero cuidado con la reacción, dicen lo siguiente: “Convocamos a todas las tribus del Sinaí y a los libres hijos de Egipto a expresar su indignación popular mediante movilizaciones pacíficas organizadas en las redes sociales y plazas públicas…”
Finaliza el comunicado así: “Gaza es un compromiso nuestro, y no permitiremos que muera de hambre ni sea exterminada, estando en su frontera”.
A la espera de las reacciones que se puedan producir de uno y otro lado, un apunte al respecto: Israel es visto como un garante de estabilidad para los intereses occidentales y sus aliados árabes en la región. Zona estratégica por sus rutas marítimas y reservas de hidrocarburos.
Israel coopera también en inteligencia, ciberseguridad y tecnología militar avanzada. Todo ello beneficia de forma extraordinaria a Estados Unidos.
La capacidad tecnológica de Israel es importante y, lógicamente, atrae a inversores estadounidenses. Por su parte, EE.UU. invierte cantidades ingentes de dinero en mantener la superioridad tecnológica de Israel, ya que ello le aporta seguridad tanto propia como a la zona.
En ese apoyo no hay que desdeñar el sector de la prensa, en el que Israel apuesta decididamente. También la memoria del Holocausto le brinda una importante justificación moral en la creación de un Estado judío. Todo ello le ha permitido obtener de la opinión pública (europea y estadounidense) una unanimidad de criterio.
Teniendo en cuenta los antecedentes aportamos aquí, veo sumamente dificultoso que, tal y como está el estado de conflictos a nivel internacional, que el cese de la violencia israelí contra el pueblo palestino pueda cesar en breve.
La situación actual es que decenas de gazapies están muriendo a diario por el solo hecho de tratar de recoger algunos alimentos que les suministran los que a la vez les matan. Entretanto, los bombardeos persisten. La destrucción sistemática de hospitales, instalaciones eléctricas y de agua, de centros escolares, establecimientos de la ONU, etc., están causando miles de enfermos y muertos. Los cuatro jinetes del Apocalipsis (hambre, peste, guerra y muerte) campan a sus anchas por Gaza.
Ante esta situación, en la que no se aprecia ningún movimiento de la clase gubernamental de Occidente, y menos de la UE, proponemos:
Una visita urgente a Gaza del secretario general de la ONU, el Papa León XIV y el máximo representante del Islam.
Lo que está sucediendo en Gaza –y en otras partes del mundo- se ha convertido en un símbolo de la total incapacidad global para frenar lo que ocurre. Es más, no hay ni voluntad de solucionarlo.
En este contexto, surge una pregunta urgente, inusual y provocadora: ¿qué pasaría si el secretario general de la ONU, el Papa y el máximo representante del Islam, viajaran juntos a Gaza?
Esa visita sería algo más que un símbolo, podría ser, seguro, el fin de la matanza de ciudadanos palestinos, muchos de ellos niños y niñas.
La presencia en Gaza de Antonio Guerras, el Papa León XIV, de nombre Robert Preboste, y el Gran Imán de Al-Azar, Muhammad Ahmed el-Talleb, sería un gran acontecimiento de trascendencia mundial.
¿Se opondrían a esa visita Benjamin Netanyahu y el Imperator Donald Trump?.
Lo dudo mucho.
Se imaginan ustedes lo que pasaría, solamente con el anuncio de que esas tres personalidades han acordado viajar juntos a Gaza.
Ese vuelo sería un hito en la Humanidad, pues representa un mensaje de unidad moral que trasciende religiones, ideologías y geopolítica.
Solo la intención de viajar, anunciándolo a bombo y platillo, es un tremendo aldabonazo a nivel político y de la opinión pública mundial. Ese simple gesto –anunciarlo- puede demostrar que la justicia y la paz no tienen fronteras ni ideológicas ni religiosas. Cuando hay voluntad los seres humanos lo logran todo.
¿Se imaginan ustedes los caretos que pondrán los llamados “líderes mundiales”? ¡Se nos acaba el chollo!, seguro que piensan.
Fotografía al canto. Los tres de pie, Antonio Guerras, León XIV y el Gran Imán de Al-Azar, Ahmed Muhammad Ahmed el-Talleb, rector de la Universidad de al-Azar (Egipto), anunciando el viaje para conseguir un alto el fuego definitivo y que se acometa de forma urgentísima la reconstrucción de Gaza (hospitales, escuelas, viviendas, etc.)
El simple anuncio del viaje daría al traste con las pretensiones de Netanyahu y Trump. Quizás no se resuelvan todos los problemas estructurales de ese largo conflicto, pero la presión mediática que se generaría ocuparía las primeras páginas de la prensa y los telediarios de todo el mundo.
No hay duda que ese acto, la reunión de los tres, y la foto del encuentro darían la vuelta al mundo y podría obligar a instituciones internacionales a actuar de forma urgente.
Imaginemos que el viaje se lleva a cabo, pero tiene sus riesgos. Y conociendo, como conocemos, como actúa y se las gasta el Ejército de Defensa de Israel en manos de quien está, pues mucho me temo que sean capaces de atacar el avión como han hecho con las flotillas de la Libertad que trataban de llevar un aliento de paz a la zona.
Sin duda, las graves consecuencias que tendría una acción violenta –derribo del avión, por ejemplo- serían terribles, tanto políticas como religiosas. Pero, bueno, de algo hay que morir.
Yo creo que vale la pena intentar la reunión de los tres, lo primero, y luego el vuelo a Gaza desde la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
No voy a describir los horrores que está padeciendo la población palestina. Ya lo hacen a diario miles y miles de personas, escritores famosos, asociaciones y políticos. Bueno, estos últimos susurran muy quedo lo que sucede, No quieren molestar a Israel y mucho menos a Estados Unidos, verdadero adalid de este desastre humanitario. Y, cómo no, entretanto se dedican a enviar municiones y armamento a Israel. De paso, para mostrar su apoyo a la causa, compran al país agresor todo tipo de productos agrícolas y, por supuesto, tecnología para los servicios secretos, especialmente la Unión Europea.
Menos pamplinas y lloriqueos de niñatos malcriados. Al tajo. Hay que hacer que la visita sea realidad.
Ante el bombardeo a una parroquia católica, que albergaba a 600 gazapies, la única que hay en Gaza, el papa León XIV condenó la «barbarie» de la guerra y llamó a respetar el derecho humanitario…
El Papa habló con Netanyahu y le expresó su «profundo dolor» por lo ocurrido en la iglesia de la Sagrada Familia. Por su parte, Israel lamentó los daños y las víctimas civiles, y añadió que el ejército estaba investigando el ataque. Una investigación más, ¿cuántas van? El resultado, si lo hay, será que dentro había armas y varios dirigentes islamistas radicales.
No hay más solución que la de viajar a Gaza.
Amigo Guerras, coge el teléfono y llama urgentemente a León XIV y a Muhammad Ahmed el-Talleb para mantener un encuentro. Quizás Nueva York no sea el lugar más seguro para esa tenida, pero hay que correr riesgos, no todo van a ser agasajos, actos entre compañeros, cuchipandas, ágapes y caldos a tutiplén.
A ti, Antonio Guerras te toca la iniciativa –ha sido nuestra, pero bueno-; te va en ello el peculio que percibes. No seas timorato, pasa a la Historia.
¡Suerte!