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Cuando la literatura se convierte en espectáculo

Antonio Guerrero Ruiz

Tras recibir el Premio Planeta 2025, Juan del Val declaró que “considerar que lo comercial y la calidad son opuestos es faltarle el respeto a la gente”. Con esa frase, más que defender una literatura popular, pretendía silenciar una crítica legítima: que él ha ganado el mayor premio literario del país dentro del grupo empresarial (Planeta-Atresmedia) al que ya pertenece, con todos los privilegios y visibilidad que eso implica. La polémica no nace de la supuesta oposición entre éxito y talento, sino de la ausencia de ética y transparencia en el sistema que convierte una novela aún no publicada en producto estrella.
Este no es un caso aislado, sino un síntoma de algo más profundo: en España, la literatura no se rige por criterios de mérito, ni por estructuras democráticas. Funciona como un sistema de selección natural, donde sobrevive quien encaja en los márgenes del mercado, quien sabe jugar el juego editorial y mediático. Lo demás, aunque tenga valor, se queda en la sombra. No se trata de cultura, sino de depredación.
Conviene aclarar algo: Del Val no parece una mala persona, ni hay motivos para afirmar que lo que escribe carezca de calidad. El problema es estructural, es el sistema. Es imposible pensar que su posición pública, mediática y empresarial no haya sido un factor decisivo en su selección. Ignorarlo es deshonesto. Y usar la bandera de lo “popular” como escudo moral es una forma de encubrir la desigualdad.
En este escenario, recordar a Valle-Inclán es inevitable. En Luces de Bohemia, Max Estrella muere en la miseria mientras los mediocres prosperan. La teoría del esperpento nos ofrece la lente adecuada para leer esta deformación: la realidad cultural española no necesita ser exagerada, porque ya es grotesca. Los premios literarios, los debates públicos, incluso las frases grandilocuentes sobre “el respeto al lector”, son reflejos cóncavos de una estructura desigual. Y eso pasa a nivel nacional y a nivel local. 
No se respeta al público dándole solo lo que más se vende, sino ofreciéndole obras que lo desafíen y amplíen su mirada. El verdadero elitismo no está en los críticos, sino en quienes reducen la cultura a entretenimiento y marketing. 
Y así, como hace un siglo, seguimos atrapados en el esperpento. La diferencia es que ahora ni siquiera parece una tragedia. Es un programa de prime time de mucha audiencia.
Sumario:  En la literatura española hay falta de ética y democracia. El  poder mediático y empresarial prevalece sobre el mérito, reflejando un sistema esperpéntico y desigual.

Antonio Guerrero Ruiz

Doctor en Filosofía. Profesor UNED

Presidente Filosofía en la calle

Comité bioética Poniente y Observatorio Internacional OIDDHH

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