Los hechos se desencadenaron cuando un usuario, al que no se le pudo facilitar un número para
consulta médica en ese momento, reaccionó de forma violenta, profiriendo insultos y accediendo
físicamente a la zona restringida del mostrador.
La violencia en los centros de salud de la provincia ha sumado un nuevo capítulo en Gádor, donde una auxiliar
administrativo sufrió el pasado viernes un ataque físico y verbal por parte de un usuario. El incidente, originado por la imposibilidad de asignar una cita en el acto, derivó en una irrupción violenta dentro del mostrador, donde la trabajadora fue agarrada y arrinconada sin posibilidad de salida. La facilidad con la que el agresor pudo acceder al área restringida evidencia un fallo de diseño que expone directamente a la plantilla.
Para CCOO Sanidad de Almería, este suceso no es un hecho aislado, sino la confirmación de que las medidas de
seguridad actuales son insuficientes en los puntos de mayor tensión asistencial. El sindicato provincial de sanidad
señala que la configuración abierta de muchos mostradores deja a los profesionales administrativos expuestos,
convirtiéndolos en blancos fáciles cuando la tensión se desborda.
El contexto provincial muestra un deterioro palpable en la seguridad laboral del sector. Las cifras oficiales indican
que las agresiones notificadas en Almería pasaron de 92 en 2023 a 161 en 2024, un salto cuantitativo que incluye
una veintena de ataques físicos. Este incremento de la conflictividad coincide con un escenario de alta presión en
la Atención Primaria, donde las demoras y la falta de citas actúan como detonantes habituales, pagando el precio
quienes gestionan la entrada al sistema.
Frente a esta realidad, CCOO Sanidad de Almería reclama que se aborde la seguridad desde la prevención
estructural y no solo desde la actuación posterior. La organización sindical insiste en que el cierre perimetral de los puestos de admisión en centros como el de Gádor es una medida básica y urgente. No se puede permitir que el personal trabaje con la incertidumbre de si un usuario enfadado podrá saltar el mostrador o acceder a su espacio vital.
El sindicato provincial advierte de que mantendrá la vigilancia para que se implementen estas barreras físicas.
Proteger a quienes cuidan implica también garantizar que sus entornos de trabajo no se conviertan en ratoneras
ante episodios de furia descontrolada como el vivido este fin de semana.








