- José Ramón García Túñez, consejero del Consejo Social de la UAL, afirma que “los estudiantiles abogamos por la evaluación continua, y que la asistencia no sea un hándicap para superar una asignatura”
- El representante de los estudiantes asegura que “el Consejo Social es el nexo de unión clave para establecer sinergias entre nuestra Universidad y su entorno”
Hay estudiantes que acuden a la UAL sólo a formarse. Y otros que quieren vivir la vida universidad con intensidad, participando de manera activa y aportando sus conocimientos y talento para que la voz de sus compañeros sea escuchada. José Ramón García Túñez es uno de ellos, que compagina el Grado de Derecho, primero con la presidencia del Consejo de Estudiantes y, ahora, como consejero del Consejo Social de la UAL, en representación de los estudiantes. “Creo que la universidad no es simplemente venir a sentarte en un aula y obtener un título, va mucho más allá, se trata de conocer un mundo nuevo, establecer relaciones con las personas y, sobre todo, darte cuenta a ti mismo de lo que eres capaz, de la habilidad que puedes obtener, de alcanzar tu objetivo, de establecer nuevas metas y de ser ambicioso”, reflexiona José Ramón García Túñez, que, de inmediato, añade que “solo así podremos cumplir la finalidad de la universidad que es la de formar y transferir el conocimiento para que la sociedad mejore y avance. Por eso, a los nuevos matriculados les diría que no sólo pasen por la universidad, que dejen que la universidad pase por él o por ella”.
José Ramón García Túñez se expresa con un dominio innato tanto del mensaje como de la comunicación no verbal. Si estudiara en Estados Unidos, seguro que estaría en el club de debate compitiendo con las demás universidades. Como en España no proliferan estas propuestas, ofrece su visión en las tertulias con compañeros y en los órganos de representación. Desde su experiencia, opina que “el movimiento estudiantil no es siempre igual, depende mucho del contexto y la etapa que nos toque vivir. Es cierto que hemos tenido momentos de activismo intenso en los que hemos alcanzado grandes objetivos y hemos contribuido a mejorar la vida de nuestros compañeros, pero hoy en día se ha bajado el perfil y quizás echo en falta una mayor implicación dentro del ámbito universitario”.



Mientras pasea por la renovada Casa del Estudiante (un edificio con todos los servicios necesarios para la vida del universitario, desde salas de estudio a cafeterías, pasando por sedes para las asociaciones), reflexiona sobre los principales retos para sus compañeros, hoy en día, deteniéndose en uno: “debemos trabajar por una mayor conciliación en el ámbito laboral, personal y familiar a la hora de realizar nuestros estudios. Venimos reivindicando que se aplique, es una realidad del Plan Bolonia, que la asistencia no sea un hándicap a la hora de superar una asignatura, ya que la evaluación debe ser continua y continuada. Y estamos, quizá, en esta tesitura. Queremos que se evalúe un proceso completo de aprendizaje porque así creemos que es la manera más justa y más realista de evaluar si hemos adquirido la destreza y habilidades necesarias para superar las diferentes asignaturas, asistencia a grupos de trabajo, a realizar proyectos, presentaciones. Hoy en día no tienen sentido los patrones de la universidad clásica y tradicional, de venir a clase, sentarnos y escuchar una lección de una hora y media. Creemos que el proceso de enseñanza y aprendizaje va más allá”.
En esta línea, José Ramón destaca que “en la Universidad de Almería, al ser una institución relativamente pequeña, se les pone cara a las personas. Cuando un estudiante tiene una iniciativa o una inquietud, entre todos intentamos animar para que se transforme en una realidad, y pueda compartirla con otros compañeros”.
Inserción laboral
Tras la Universidad, el siguiente paso es la inserción laboral y ahí, el consejero destaca que “la UAL creo que está trabajando bien y hay unos buenos resultados en cuanto a la inserción laboral de los estudiantes, pero queda mucho por hacer. La Universidad debe ser la casa de la ciencia, de la transferencia del conocimiento, y aquí debemos formar a gente en el ámbito de la educación superior y también ayudar a vender la característica de nuestro entorno y, por su parte, la empresa tiene que saber decirnos qué necesidades son las que tienen y, entre todos, saber equilibrar esa balanza entre el conocimiento y las necesidades de nuestro tejido productivo”.
En cuanto a su papel en el Consejo Social de la UAL, explica que “mi misión fundamental como representante de estudiantes en el Consejo Social es aportar esa perspectiva como usuario de la universidad y como agente activo y responsable. A mí me gusta mucho lanzar el mensaje o el sentir que tenemos día a día en el aula, para que lo conozcan los representantes de la sociedad. Creo que el Consejo Social es el nexo de unión clave para establecer estas sinergias en nuestra universidad y su entorno, que pueden hacer transformar y mejorar con el conjunto de la sociedad. Pienso que mi experiencia en el Consejo Social me aporta tolerancia y, sobre todo, adquirir un punto de vista diferente que es imposible en otros órganos de gobierno de la Universidad, porque éste es un órgano abierto a la sociedad, donde se palpa y escucha el sentir del tejido productivo y la ciudadanía en su conjunto”.