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MECA Mediterráneo Centro Artístico inaugura la exposición colectiva Latencias

Sala MECA. C/ Navarro Darax 11. Almería

Inauguración. Viernes 12 de diciembre a las 20 h

Del 12 de diciembre 2025 al 5 de enero 2026

www.centromeca.com

LATENCIAS

Una exposición sobre la fuerza y el poder de lo invisible

Latencias es una exposición colectiva, comisariada por Fernando Barrionuevo, que aborda el territorio de lo invisible como fuerza generadora y transformadora.

En un tiempo dominado por la inmediatez de la imagen y la saturación de estímulos, la exposición se erige como un espacio de suspensión, de escucha y de atención hacia lo que no se ve pero actúa. Lo latente, entendido como lo que existe en estado potencial, se convierte aquí en un principio estético y filosófico desde el que repensar la experiencia contemporánea del arte. Sugiere una presencia contenida, una vibración en espera; es el pulso que antecede a la manifestación, el intervalo entre el pensamiento y la materia, entre la intuición y el gesto. En este sentido, la exposición propone un acercamiento al arte como proceso en constante devenir, como campo de fuerzas en movimiento donde el tiempo, la memoria y la percepción se entrelazan.

Las obras reunidas en Latencias, de los artistas Juan Morante, Francisco Uceda, Mar Garrido, Toña Gómez, Modhir Ahmed, Carmen Guardia, Paco Lagares, Gerda Van Damme y Fernando Barrionuevo, operan desde la sutileza, la sugerencia y la ambigüedad. No buscan imponer una imagen ni cerrar un discurso, sino abrir espacios de resonancia y reflexión. Cada pieza funciona como un eco, como una huella en expansión que se extiende más allá de sus límites materiales, activando en el espectador una percepción sensible y atenta.

El proyecto parte de una premisa esencial: lo invisible no es lo inexistente, sino aquello que aún no hemos aprendido a ver. En la naturaleza, en la mente, en la historia y en el propio cuerpo se manifiestan formas de latencia: procesos que permanecen ocultos hasta encontrar las condiciones propicias para revelarse. El arte contemporáneo, desde esta perspectiva, se convierte en un instrumento de exploración de esos estados intermedios, en un lenguaje capaz de dar forma a lo inaprensible.

La exposición no se organiza bajo un criterio formal o temático cerrado, sino como un tejido de relaciones y tensiones entre obras, materiales y sensibilidades. Las piezas dialogan entre sí como si compartieran un mismo ritmo interno, una respiración común. Algunas se sitúan en el límite de la visibilidad, trabajando con la luz, la sombra, el vacío o la transparencia. Otras exploran la dimensión energética del espacio, transformando el lugar expositivo en un territorio vibrante, casi vivo. Y otras, más introspectivas, se adentran en la memoria y en los pliegues del pensamiento, revelando las huellas de lo que no se dice pero permanece.

En este contexto, Latencias no se limita a mostrar obras, sino que construye una experiencia. Cada visitante es invitado a recorrer un espacio que respira, que reacciona, que pide silencio o contemplación. La mirada se convierte en un acto de descubrimiento y la presencia del espectador en una forma de activación. Al igual que la latencia requiere de una chispa para hacerse visible, las obras se completan con la atención de quien las observa.

Desde el punto de vista curatorial, la exposición se plantea como una reflexión sobre la naturaleza de lo perceptible y sus umbrales. Si la historia del arte ha sido también la historia de la visibilidad —de lo que se muestra, de lo que se representa—, Latencias se posiciona en el reverso: en la zona donde la imagen no es evidencia, sino interrogante. Las obras aquí reunidas operan desde la intuición y la experiencia poética, invitando a repensar la noción de realidad no como algo dado, sino como algo en permanente construcción.

En Latencias, el arte se concibe como un territorio de tránsito, un umbral donde las obras laten, respiran y se transforman. No son objetos conclusos, sino procesos abiertos, fragmentos de un discurso que continúa fuera del espacio expositivo, en la mente del espectador. Lo que importa no es tanto lo que muestran, sino lo que despiertan: la memoria de lo ausente, la intuición de lo posible, la conciencia de lo invisible.

Esta exposición es, en última instancia, una invitación a ver de otra manera. A detenerse en lo que pasa desapercibido, a escuchar las frecuencias más bajas de la realidad, a reconocer que la fuerza de lo invisible sostiene y atraviesa todo lo visible. Latencias nos recuerda que el arte no siempre grita: a veces apenas susurra, pero ese susurro puede alterar por completo nuestra percepción del mundo.

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